13 Momentos en los que las mamás nos sentimos solas.
Texto original de Lauren Levy
Traducido por Mi Rol de Madre
Durante el embarazo, las mujeres experimentamos una montaña rusa de puras emociones, y eso no es nada a comparación de lo que se vive una vez que el bebé nace.
Por una parte estás rodeada de amor y emoción, pero por otra parte, hay momentos en el que una se siente sin ayuda y aunque tengas mucha gente alrededor, te sientes sola.
Desde el bully que hizo llorar a tu hijo y no hay mucho que puedas hacer, hasta que tu hijo comienza a independizarse y cada vez necesita menos de ti.
Te presentamos 13 veces en los que nos sentimos solas y qué puedes hacer al respecto.
Cuando tu hijo hace una rabieta.
Es ese espantoso momento donde sientes que todos te están viendo y no les gustas nada. En vez de dejar que los extraños te vean o que tu hijo te saque de quicio, mantén la calma y se fuerte; recuerda que la forma en como tu lo manejes en ese momento, dará la pauta de cómo lo manejarás en futuras rabietas.
La gente en la tienda no entiende lo que hay detrás de las lágrimas; de que tu hijo es normal, pero estuvo despierto hasta muy tarde y no ha dormido siesta y tu no deberías de dejar que el miedo a ser juzgada dicte tu estilo de crianza o la forma en la que ves a tu hijo.
Cuando te llaman de la escuela porque tu hijo se metió en problemas.
Todo padre pasa por eso en algún momento de la educación de los hijos. Por más molesto, terrible e incovneniente que suene al principio, es importante recordar que no eres el único padre al que le han hablado de la oficina del director.
Este es el momento cuando tu hijo aprende a expresarse y tal vez defenderse si lo juzgaron mal.
Es importante que tu no juzgues a tu hijo antes de saber el por qué lo castigaron, así podrás apoyarlo o repreenderlo si en verdad hizo mal.
Cuando tu hijo se convierte oficialmente en un adolescente.
A pesar de que se siente como si te dieran un golpe bajo cuando tu dulce niño se convierte en un malhumorado adolescente, es escencial recordar que esta es otra de las etapas de la maternidad.
Trata de no tomarlo tan personal, porque esto en algún momento pasará. Aunque las otras mamás no lo admitan, seguramente también están pasando por lo mismo.
Cuando vas tarde para recoger a tus hijos de la escuela y no puedes hacer nada por el tráfico.
Ningún padre es perfecto y a veces se nos hace tarde. Pero se siente 10 peor cuando ya te sientes mal por ir tarde y aparte te atoras en el tráfico o vas atrás de un camión que va muy lento. No hay mucho que puedas hacer. Respira profundo, porque alterarte por algo que no puedes controlar no va a cambiar nada y recuerda que una de las mejores virtudes de lo niños es que saben perdonar.
Cuando oficialmente tu hijo no quiere saber nada de ti.
Mucho antes de que los hijos entren en el mundo adolescente, comienzan a independizarse y quieren hacer las cosas a su manera.
Cuando tu mundo gira alrededor de ellos por que dependen de ti para todo, el hecho de que poco a poco dejen de necesitarnos hace sentir solas.
En vez de enfocarte en lo que ya no hacen juntos, o en que ellos ya no necesitan de tu ayuda, enfócate en sus logros y en cómo los has ayudado a ser más independientes.
Cuando solamente eres tu y tu bebé en las interminables tomas de la noche.
Cuando sientes que todo el mundo está dormido menos tu porque estás amamantando a tu hijo, puedes sentirte aislada. Estás cansada mental y emocionalmente. Y practicamente estás sola. A pesar de que esos momentos en la noche al principio pueden ser difíciles, también pueden ser inolvidables y que extrañarás una vez que tu bebé haya crecido.
Cuando estás amamantando a tu hijo en una habitación mientras todos están reunidos en otra.
Hay noches en donde comienzas a sentirte como si no fueras tu. Especialmente cuando tratas de socializar y la gente está más emocionada por ver al bebé que hablar contigo o cuando para no incomodar a los invitados, te vas a otra habitación para alimentarlo y todos los demás están platicando y pasando un buen rato.
En vez de enfocarte en los momentos que te estás perdiendo, piensa en lo que tu bebé está ganando con tu dedicación y la atención de quien los quiere.
(o si no te importa, amamanta mientras estás en la reunión)
Cuando oficialmente NO te reconoces en el espejo.
Desde las ojeras patrocinadas por las noches sin dormir o el vómito en tu ropa, puede que al verte en el espejo no te reconozcas.
En vez de estresarte sobre las cosas que ya no tienes o no puedes hacer (como dormir) valora la nueva version de ti, tu Rol de Madre. En la maternidad todo fluye y tu irás creciendo y aprendiendo junto con tu bebé.
Cuando te vas a dormir pensando si lo estás haciendo bien.
La culpabilidad, el estress y la preocupación es algo que se hacen presentes especialmente durante la noche. Comienzas a pensar y las inseguridades llegan a tu cabeza.
Durante esos momentos obscuros, es fácil ahogarse en dudas y comparaciones; pero mejor enfócate en lo sano y felíz que tu hijo está creciendo y en lo que puedes mejorar mañana. Aunque muchas veces no nos damos cuenta de los pequeños avances que tu bebé hace, estos merecen que los reconozcas todos los días.
Cuando tu pareja está temporal/permanentemente fuera de la ciudad y te das cuenta que tu lo tienes que hacer todo.
Ya sea porque tu pareja está fuera de la ciudad por trabajo o ya no vivan juntos, este tiempo a solas puede ser determinante para ti y tus hijos. No solamente estás confirmando de lo que eres capaz, sino que estás siendo un ejemplo para tus hijos de como recuperarse de un fracaso, priorizar y ofrecer apoyo.
Cuando tu familia política critica tu forma de crianza.
Mientras tu piensas que vas a encontrar apoyo y un par de manos extras para ayudarte con los niños, tus suegros comienzan a opinar sobre cómo crías a tus hijos y su visita puede tener un efecto opuesto. Aunque no encuentres consuelo con su presencia, no dejes que sus críticas generen en ti dudas e inseguridad. Quiérelos por lo que son y lo que pueden ofrecer, pero también reconoce sus limitacioes y debilidades. Mientras tu sepas qué es lo mejor para tus hijos y no ellos, sus críticas te doleran menos.
Cuando tratas de razonar con un niño.
Muchas mamás primerizas se sienten aisladas y solas cuando están todo el día rodeadas de niños, sin tener una conversación adulta.
Mientras algunas adaptan su vocabulario para poder comunicarse con pequeñas personitas, otras tratan a sus hijos como un adulto pequeño y le platican como si fuera su confidente.
Puedes toparte con un problema cuando ambos tienen una mala racha y te das cuenta que estás tratando de razonar con un bebé
En vez de sentir lástima por ti misma, cambia tus tácticas para tener paz. Toma un segundo, respira y adecúa tus expectativas en base a la edad de tu hijo.
Cuando tu hijo llega llorando a casa porque alguien lo trató mal.
La primera vez que tu hijo llega a casa llorando porque alguien lo trató mal o no lo incluyó en algún juego, puede dolerte mucho como mamá.
Tus instintos salen a flote y atuomáticamente quieres protegerlo; pero luego te das cuenta que no lo puedes hacer todo el tiempo y es ahí cuando te sientes atada de manos.
Platica con tu hijo, descubran juntos lo que siente y aprovechen este momento como aprendizaje, de cómo recuperarse de algo que los hizo sentir tristes, qué no nos gusta que nos hagan, cómo debemos de tartar a los demás y del tipo de amigo/compañero que él quiere ser.
Como puedes leer, no eres la única que ha llegado a sentirse así. Quiero que sepas que es perfectamente normal y lo que yo puedo recomendarte es que busques un grupo de apoyo. Un comunidad donde puedas platicar con otras madres que estén en la misma situación, donde puedan desahogarse y darse fuerza las unas a las otras.
M.