Ninguna madre debería de criar a sus hijos lejos de su propia madre.

Convertirse en madre es la experiencia más inolvidable que una mujer puede vivir.
Todos tus sentidos y emociones están a flor de piel. Te sientes la mujer más capaz del mundo, pero por otro lado, un mar de dudas, incertidumbres y más, llenan tu cabeza.

Ves a la pequeña persona que acabas de dar a luz y te preguntas, cómo es que existe un ser tan perfecto y tan hermoso; y lo más increíble es que tu y tu pareja lo crearon.

Sientes como tu corazón no puede de tanto amor y orgullo y  lo quieres compartir con el mundo entero; principalmente con tu familia.

Entiendes por primera vez, el Rol que tu madre ha hecho por tantos años. Confías en que ella te comparta sus consejos y sobretodo su ayuda; al cabo ella es la voz de la experiencia.

Ella, que a su manera, ha logrado que tu te conviertas en una persona de bien. La cual ha hecho muchos sacrificios para que nada te falte.
Que ha sacado adelante a su familia, buscando aquí, quitando allá y haciendo magia para que las cosas salgan bien en el hogar.

Esa madre, no debería de estar lejos de sus hijos cuando ellos se vuelven padres.
Debería de estar ahí para cuando se necesite, aún y cuando sus hijos quieran hacerse los perfectos y pretender que lo saben todo.

Debería de estar ahí lista para ayudar y estar al pie del cañón. Dispuesta a amar a sus nietos y amar aún más a sus hijos, porque al final del día, ellos son sus hijos y personas también, fuertes o débiles, pero que necesitan de un abrazo, de un «Lo estás haciendo bien» o «Todo va a estar bien» o «No te preocupes, yo me encargo», aunque no lo quieran aceptar.

No significa que ella lleve el hogar ajeno, simplemente que esté con sus hijos para darles el confort que como padre, se pierde un poco, o a veces hasta en su totalidad.

Porque ella es madre y sabe lo que se siente. Porque a ella de igual manera, su madre debe o debió estar ahí para ella también.

Porque las madres deben de estar unidas en todo momento.

Yo que he sido madre por seis años y esos años, lejos de mi madre. La he necesitado. Su apoyo, su ayuda y todo lo que una madre puede dar.
Esos años que a mi nadie me ha enseñado a ser madre.
Que he necesitado respirar y no la he tenido para que me proporcione ese oxígeno.
Que la veo y y a veces es como si fuéramos dos extrañas por estar tanto tiempo separadas.
Porque yo cambié. Me convertí en madre y volví a cambiar y ella no ha estado presente para conocer a la nueva yo, a la madre de familia.
Pero ahora la entiendo, como madre y como mujer y toda mi percepción cambia. Sea lo que sea es mi madre y tengo mucha suerte de que haya sido ella.

Ser madre es una bendición. Y es algo que no se debe de vivir sola.

¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!

Mis amigas blogueras y yo nos unimos para esta celebración, quédate a leer.

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