Al padre de mis hijos
Cuando te conocí y conocí el amor que tenías por los niños en tu familia, supe que ese amor se iba a multiplicar e iba a ser infinito cuando fueran los tuyos.
Te vi interactuar con ellos y mi amor por ti creció cada vez más.
Me ilusionaba pensar en lo que sería si algún día, Dios nos permitiera tomarle la mano a una pequeña personita que fuera mitad tuya y mitad mía.
No tardamos mucho para que esa ilusión se volviera realidad.
Recibimos con tanto amor a nuestra primera hija. Ese sueño por fin llegaba a nuestras vidas.
Con el tiempo recibimos a nuestros últimos dos hijos y con ellos nuestra familia crecía.
Cómo olvidar tu cara cuando nacían. Tus ojos cargados de emoción y tu sonrisa que no cabía en tu cara.
Cómo olvidar cuando llegamos a la casa por primera vez con uno, dos, tres hijos y pasar la primera noche con ellos.
Cada día te convertías en un hombre más fuerte y un mejor padre.
La manera en la que los tratas y tu amor incondicional por ellos hacen que cada día te ame más.
La forma en como juegas con ellos y te pones a su nivel cuando quieres que te hagan caso.
Tu balance porque coman bien pero poderse escapar una tarde para comer chucherías.
Tu dedicación y voluntad para atenderlos por las noches.
Tus abrazos cuando llegas de trabajar y tu disposición por estar con ellos el más tiempo posible.
Y muchas cosas más.
Hoy no sólo admiro tu fortaleza y tu manera de ver la vida. Sino también la forma en que has elegido ser padre.
Tal vez no concordemos en muchas cosas como pareja, pero me queda claro lo que queremos como padres.
Me da mucha alegría poder celebrar el Día del Padre contigo y que nuestros hijos te tengan a ti como papá.
¡Felicidades!