Mamá no te enganches
Hace un par de días en casa tuve un altercado con mi hija. Es más, ya ni me acuerdo por qué fue, pero si tengo muy presente el sentimiento que tuve después de nuestra “pelea”.
En casa tratamos de practicar la disciplina positiva, pero aunque se escucha de maravillas, la verdad es que a veces es difícil llevarla a cabo.
Siendo una persona muy emocional, a veces se me dificulta dejar ir las cosas. No es broma, pero hay momentos en donde la canción de “Let it go” retumba en mi cabeza, porque realmente muchas situaciones deben de ser así.
Yo creo que mis hijas salieron igual de emocionales como yo.
Con el tiempo, hemos descubierto su personalidad y temperamento. Hoy a sus 6 y 4 años, siento que se carburan muy rápido, por cosas tan sencillas y los sentimientos les nubla la razón.
A veces siento como que hemos llegado a la adolescencia antes de tiempo, porque se van dando golpes con los pies en el piso y cuando se van a su habitación cierran la puerta de golpe.
Yo…¡Claro que eso me carbura también! Trato de mantener la calma y darles su espacio. Pero es muy difícil.
Hay momentos en donde yo siento que ellas están midiendo mi paciencia. Ya nos molestamos y aún después de retirarse a “calmarse” siguen retándome. Ya sea pegándole a la pared, haciendo un ruido molesto, gritando cosas “hirientes” u otra cosa que puede ponernos a prueba por más que hagamos de oídos sordos.
Enseñar a nuestros hijos a descifrar sus sentimientos y a calmarse, no es cosa que suceda de la noche a la mañana. Por lo menos nuestra hija mayor ya nos ha dicho cómo se siente en esos momentos, pero no sabe cómo calmarse y en eso trabajamos todos los días.
Justo en estos días tuvimos otro altercado. Típico que les pides a tus hijos que no hagan cierta cosa, pasan la orden por alto y luego algo pasa. Bueno así sucedió y la reacción de mi hija fue de enojo. Se fue llorando a otro cuarto porque sabía que lo que había pasado era su culpa aún y cuando le habíamos advertido. Tratamos de darle su espacio, pero escaló escaló y no se cómo, terminé llamándole la atención porque estaba metida debajo de un mueble llorando sin hacerme caso cuando le pedía que se saliera porque se iba a romper. Mi marido tuvo que intervenir y el terminó solucionando el drama.
Y así como este ejemplo ¡Muchos!
Algo que también hemos aprendido con el tiempo es escoger nuestras batallas. La forma en como enfrentamos los problemas es muy diferente en todos los miembros de la familia. Mi esposo y yo como el equipo que somos, tratamos de darnos apoyo cuando uno de los dos lleva la batuta en solucionar el drama que se está llevando en ese momento. Podremos no estár de acuerdo con lo que el otro está haciendo, pero nunca le daremos la contra enfrente de nuestros hijos – ya lo arreglaremos después.
En fin, esto de la maternidad es un constante estira y afloja y la verdad es que muchas veces –si no es que la mayoría- los niños olvidan rápido el por qué se molestaron y vuelven a estar como si nada….y una como loca con los pelos de punta.
Mi recomendación es que trates de no engancharte. Recuerda que nuestras pequeñas personitas están descubriendo sus sentimientos y sus emociones y aún ni saben cómo manejarlas. Ya se, se siente una impotencia fatal, pero nosotros en esta vida hemos tenido más tiempo para saber en dónde nos enfocamos más y en dónde no.
Mama no te enganches, respira profundo y literal cuenta hasta 10.
M.