Por qué hacer amigas siendo mamá me regresó a mi época de secundaria.
Todas sabemos que cuando nos convertimos en madres, todo cambia, incluso nuestras amistades.
Muchas tienen la dicha de que sus amigas sean las mismas desde antes de ser mamás, pero hay otras que casi tienen que comenzar desde cero.
Toda mi vida pensé que era una persona extrovertida.
La verdad, es que no se me dificultaba estar a lado de una persona extraña y sacarle plática para romper el hielo. Pero ahora todo es diferente y creo que he vivido en una idea medio equivocada por vario tiempo ya.
Ahora, siento que no tengo plática que no sea de niños y muchas veces, casi puedo escuchar el grillo en mi cabeza por no saber cómo comenzar una plática (o continuarla en su defecto).
No es novedad decir que hacer nuevas amigas cuando eres madre es MUY difícil. Creo que durante nuestra vida pre-mamá, hacer amigos era más fácil. En la escuela, te juntabas con los de tu salón y al año siguiente te juntabas con los de tu nuevo salón. Tal vez te hacías amiga de las amigas de tus hermanas mayores (o menores también) En el trabajo, socializas con tus compañeros de departamento o del mismo piso, sales por unos tragos y nunca falta la comida de cumpleaños.
Pero una vez que te conviertes en madre, salir después de dar a luz es una odisea, que no debería de vivirse sola y muchas se encuentran allá afuera, en una “cacería” por compañía que puede ser muy agotadora emocionalmente.
Casi creo que se puede comparar cuando empiezas el proceso de “dating” o salir con alguien.
Una pensaría que el ser madres ya nos une por instinto (bueno, eso lo pensaba yo antes), pero en realidad no sucede así. Lo único que tenemos en común es haber dado a luz a un ser humano y conforme pasa el tiempo, podemos descubrir si hay algo más.
Me pasa con varias madres que cuando las veo o platico un poco con ellas, por dentro pienso “Somos muy parecidas, las dos con varios hijos, platicadoras, animadas, un caos, me pregunto por qué no somos amigas” Stalker tal cual. Y seguro ella puede estar pensando lo mismo, no lo se. Y aún así, una vez que nos despedimos, no nos dirigimos la palabra sino hasta que nos volvemos a topar.
No me malinterpretes, tengo amigas; no soy un hongo en la vida. Pero son amigas por aquí y por allá. Mi grupo más cercano somos 3. Una, nos conocimos por nuestros maridos y ahora hasta somos comadres y a la otra la conocimos por un grupo en Facebook. Y mis amigas de toda la vida, están en México y las veo sólo cuando voy de vacaciones, aún así estamos en constante contacto virtual.
Recuerdo muy bien cuando una amiga me dijo “Una vez que tus hijos vayan a la escuela, vas a conocer gente local, que tenga las mismas afinidades que tu y todo va a ser más fácil” Bueno, llevo dos años en etapa escolar con mis hijos y yo en cuestión de un grupo en la escuela, lo sigo sintiendo igual.
Creo que a esta edad tener un grupo es complicado y más considerando lo difícil que es organizarnos.
Fíjate con tus amigas pre-mamá. La vida va cambiando y entre colegio, clases en la tarde, compromisos aquí y allá, tampoco las reuniones son tan seguidas. Así como dice mi comadre “Esta vida de madre absorbe todo lo que tienes para el mundo”
Pienso que cuando te haces de amigas, todas por separado tienen algo que hace que se unan.
Está la amiga con la que te gusta ir a las zonas de juego o cafés;
Está la amiga con la que te gusta cocinar
Está la amiga con la que te gusta a pasear
Está la amiga con la que te gusta ir de compras;
Y así con muchas cosas más. Y está bien.
Pero TODAS estamos apenas arregladas o muy bien arregladas; con el horario volteado o bien organizadas; con el cabello recogido o todo alborotado por no haber alcanzado a peinarlo; preocupadas por que el crío está haciendo berrinches o caminando de largo pretendiendo que no lo conoce; hasta las narices de tarea o relajada porque es tarea del crio y no suya; metidas todo el día cocinando o hartas y decididas a comprar comida preparada; con la casa desordenada o toda recogida por tener obsesión por orden.
Sea lo que sea, todas siempre se preguntarán si lo están haciendo bien y muchas veces, informándose y buscando respuestas en el internet.
Te cuento esto porque he sido invitada a un “Girls night out” al bar de la colonia; por nada más ni nada menos que el grupo de mamás “fresas” del año de mi hija. La verdad a todas las conozco desde hace dos años ya y todas me caen bien por separado, pero en grupo me atrevo a decir que son nefastas, así como en secundaria, juntas para todas partes y que a nadie se le ocurra acercarse. En realidad tengo miedo.
Estas situaciones, creo yo, son algunas por las cuales todas pasamos en algún momento (y tal vez hayan más) y es por eso que pienso que es muy difícil hacer amigas una vez siendo madre.
Pero no te preocupes y así como dice el dicho «Siempre hay un roto para un descosido» y verás que en menos de lo que piensas, ya han®as congeniado con una nueva amiga.
¿Coincides conmigo? ↓
Tu cabeza está en todo y a veces en nada.
Las madres somos muy sensibles a todo el tema de la maternidad. Lo último que queremos es que otra madre nos diga que no lo estamos haciendo de la mejor forma, nos juzguen, etc. Al fin y al cabo todas somos la mejor madre de hijos ajenos y aunque no lo aceptemos, todas juzgamos.
Ves a las mamás de la escuela, las que siempre están juntas y piensas que te gustaría formar parte de ese grupo.
Si eres distraída, apenas te das cuenta de la cara de las otras mamás y muchas veces te cuesta trabajo reconocerlas fuera de la escuela.
Llegas a una etapa nueva, a un sitio nuevo, donde no conoces a nadie y tienes que comenzar desde cero a hacerte de nuevas caras. (Otra vez entra lo distraída)
Cuando te vas a vivir a otro lado, lo primero que te dicen es “Yo tengo una amiga que vive allá, tiene hijos también, debes de conocerla”
Si vives en el extranjero a veces cuesta trabajo hacerte de nuevas formas y acostumbrarte a la modos de socializar de la nueva cultura.
Es muy importante tomar en cuenta que cuando haces amigas madres, una cosa es que la mamá te caiga bien, pero también aplica al hijo y viceversa. A esas madres que solo ellas te caen bien, recomiendo verlas sólo por las noches o en fines de semana que los niños se quedan con el papá.
Invitas a un playdate, a todos los niños que tus hijos mencionan y que tu crees que juegan muy bien en la escuela. Tu casa está llena de niños, siempre tienes los snacks más ricos (aunque a las madres no les guste) ellos juegan de maravilla y piensas que en algún momento las madres te van a regresar la invitación y te quedas los siglos de los siglos esperando.
No a todas las madres se les da el hogar, no les gusta recoger y evitan a toda costa los playdates. Son de las que piensan “Para mi es un martirio recoger los tiraderos de MIS hijos, imagínate de los que no son míos”
Cuando vas a las fiestas, los hijos son la excusa ideal para romper el hielo. Si nadie te habla, te entretienes con tus hijos, pero qué pasa cuando ellos son más grandes y te dejan sola como hongo cuando llegan a la fiesta. Te vas a la mesa de los snacks, intercambias alguna mirada con otras mamás, tal vez algún comentario; si te va bien se ríen, pero no pasa de ahí.