¿Por qué poner límites es bueno?
Cuando mis hijos salieron de vacaciones de la escuela, los llevé junto con varias mamás a un lugar de nieves, waffles y demás postres.
Lo venía planeando desde hace varias semanas, porque ya es tradición hacerlo cada que tienen vacaciones.
Llegamos y nos sentamos en una mesa larga hasta el final del lugar. Esta mesa, estaba justo a lado de la puerta trasera que daba a la calle y que por desgracia la tenían abierta porque hacía mucho calor.
Ya conocen a los niños como son, una vez que se terminan su comida se quieren parar de la mesa e irse a jugar. Esta ocasión no fue la excepción y una vez que algunos terminaron, querían hacer algo más, aún y cuando no todos los niños y las madres habían terminado.
Siento yo que cuando los niños están pequeños, se puede excusar la tolerancia que estos tienen a permanecer “quietos” en un mismo lugar ¿No?, pero cuando tienen 7 casi 8 años creo que ya se pueden entretener con algo en la mesa, ya sea dibujando, platicando o (malamente) viendo una Tablet o el teléfono.
Bueno para no hacer el cuento largo, algunas de las niñas se empezaron a salir del restaurante y ya saben, una hace algo, la otra la sigue y de repente la mayoría ya estaban afuera. Para mi sorpresa, mis hijos fueron a preguntarme si ellos podían salir a lo cual les dije que no.
Lo que más me llamó la atención es que algunas de las madres, no le dieron importancia a la situación; ellas seguían adentro platicando y conviviendo. Cabe recalcar que ellas tienen una hija de 7-8 años, yo tengo tres que aún requieren de supervisión y aún así no era una zona para estar jugando afuera. No le iba a decir a niños ajenos que se metieran y menos cuando sus mamás estaban ahí.
Ni siquiera se inmutaron de que yo realmente estaba estresada y que en vez de estar adentro conviviendo, disfrutando mi comida, estaba esquinada, cuidando a mis hijos que no se bajaran las escaleras que dan al estacionamiento abierto, que da a la calle por donde está pasando gente (y no la más fina), porque ellos querían estar jugando con sus hijas.
La verdad es que yo estaba molesta, hasta que a una mamá se le prendió el foco y fue a llamarlos para que metieran a platicar a las mesas de a lado (¡Sanos y salvos, gracias!) No tengo ni idea de lo que dijo, pero una vez que lo dijo las otras llamaron a sus hijas para que se metieran también.
Y bueno ahí me dejó pensando en todas las veces que yo he visto cómo los papás no ponemos límites ante ciertas situaciones y que puede afectar a la familia y a los que nos rodea.
No quiero pecar de exagerada, pero en un descuido algún niño se pierde o se lo roban o se lastima y todo porque no ponemos límites y no les queremos decir que no.
Poner límites es bueno tanto para los padres como para los niños.
Aunque no creas, le da un sentimiento de seguridad a los niños y también les ayuda a saber lo que se espera de ellos ( y lo que no).
Poner límites y que nuestros hijos los entiendan no es algo que tiene resultados inmediatos.
Por eso te comparto algunos puntos muy importantes que debemos de tener presentes para que los límites sean efectivos.
- Rutinas y reglas. Así nuestros hijos sabrán lo que se tiene que hacer y lo que sigue.
- Se claro pero realista, de esa forma ayudará a que el niño no tome una actitud defensiva.
- Echa porras y agradece cuando hacen algo que se espera de ellos.
- Si te ayuda, mantén una tabla de responsabilidades o una lista y repásala con tus hijos marcando las que si han hecho y echando porras.
- Las consecuencias deben de ser lógicas, razonables y claras. El objetivo es alejarlos del mal comportamiento. Ofrecerles una alternativa puede ser una idea.
- Se constante y firme con actitudes. Eso no quiere decir que seas un tirano. Cuando nos enojamos la situación se ve comprometida (me consta) Un ejemplo. Cuando vamos casa de alguna amiga, si la mamá dice que no pueden ir arriba no pueden ir arriba y siempre va a ser así. Simple sin enojos (aunque ellos lo pidan 122523435352 veces)
- Por último, se que a veces es muy difícil explicar el por qué de las cosas, igual por la edad a veces no lo comprenden; pero trata de explicar el por qué, así ellos entenderán y no se quedarán con un “porque si” o “porque lo digo yo”
Todo esto es un proceso diario y hay muchas más herramientas para tener una crianza más positiva en casa. Como todo requiere paciencia y trabajo en equipo.
Te invito a que sigas leyendo en el blog, seguro encuentras algo de ayuda.
M.