
Las amigas que todas deberíamos de tener
Poquito antes de que mi primera hija naciera, me propuse conocer mujeres que estuvieran en la misma situación que yo.
Iba a clases prenatales, quedábamos para ir a tomar cafés y demás. Mi idea era construir poco a poco mi comunidad, conocer a mi tribu.
La verdad es que al principio no tuve mucho éxito. Tenía amigas mexicanas, pero vivían en otra parte de la ciudad; las que vivían cerca de mi eran un poco cerradas y sólo logré conocer a una latina, que después tener a su bebé sufrió de depresión post parto muy severa y lamentablemente no la podía ver tan seguido.
Siempre he sido una persona muy extrovertida, pero llegó el momento en mi vida en donde se me complicó hacer amigas fácilmente. Ahora que lo escribo se puede escuchar como una ñoñada, pero cuando te conviertes en madre, es muy fácil sentirse sola, olvidada, incomprendida y así me sentía yo.
Recuerdo en esas épocas una conocida me dijo, que una vez que mis hijos comenzaran la escuela, iba a ser más fácil conectar con mamás; porque las iba a ver seguido, seguramente iban a vivir cerca de mi y así llegaría a conocerlas y formar mi grupo. Pues nada. Cada una anda con sus rollos que a veces es difícil hacerlo.
Durante mi maternidad (y antes de ella también) he aprendido que en esta vida, es bueno tener amigas de todo tipo. Aunque nosotros pasamos casi todo el tiempo como mamás, no solamente somos eso. Ciertamente tener amigas mamás nos ayuda a platicar con alguien con las que tal vez nos podamos sentir identificadas, pero yo también te recomendaría que tuvieras un grupo mixto. ¿Por qué? Porque todas somos una mezcla de todo.
Estas son las amigas que todas deberíamos de tener.
Las amigas desde la infancia. Ellas te conocen todo; te han visto crecer y madurar. Tienen una historia juntas.
Amigas mamás que tengan hijos de la misma edad. Así se echan la mano con situaciones similares, aprenden juntas. Saben por lo que están pasando y puedes tener a alguien empática a tu lado.
Amigas que tengan hijos más grandes que los tuyos. Así puedes aprender de la voz de la experiencia y tal vez no meter la pata tan seguido experimentando. Al final de todo han sobrevivido ¿no?
Amigas que NO TENGAN HIJOS. Para que saquen a la mujer que hay en ti. En donde tengan pláticas fuera de la maternidad. Salgan hasta tarde.
Amigas que sean profesionalmente activas. Que hagan tu cabeza trabajar. Es super fácil perderse en el mundo de la maternidad, que a veces hasta sumar no podemos hacerlo tan rápido como antes.
Mamás que saben que aunque los hijos te absorben cada parte de tu ser, están dispuestas a salir, pasar un tiempo a solas con amigas y tener tiempo para ti.
Las mamás con las que no te sientas juzgada. Con la que no tengas que disculparte porque tu casa esté hecha un desmadre. Esas son de las mías.
Las mamás que son cero drama. Porque quién necesita drama en la vida. Bastante tenemos con el nuestro.
Las amigas mamás con las que no has hablado en un buen tiempo, pero cuando las vuelves a ver es como si no hubiese pasado tanto.
Las mamás aventureras. Las que no se pueden quedar quietas y andan de arriba para abajo. Las que te sacan de tu zona de confort y te invitan a probar cosas nuevas.
Las mamás que te cuidan a ti también. No es que no podamos cuidarnos nosotras mismas; pero siempre es reconfortante sentir que alguien se preocupa por ti y está al pendiente cuando lo necesitas.
Y tu ¿Qué otro tipo de amigas agregarías?
M.
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