Por qué la salud mental es importante
La semana pasada se celebró el día mundial de la salud mental y quería aprovechar para contarte cómo me encuentro yo en ese departamento.
Hace años, cuando estaba embarazada de mi segunda hija, me vino un bajón muy inesperado. El estar embarazada, tener una toddler, estar lejos de mi familia y el clima frío fueron razones suficientes para que yo saliera de mi zona de confort a conseguir ayuda.
En esa época comencé terapia e iba cada dos semanas hasta que nació mi último hijo y nos cambiamos de ciudad.
La verdad es que nunca debí dejarla. Los primeros meses como mamá de 3 en una nueva ciudad no fueron tan fáciles. Saqué a mis hijos adelante, pero la realidad es que me fui guardando todas mis emociones hasta que volví a buscar ayuda.
En ese entonces me recetaron un antidepresivo muy ligero, pero en ningún momento me sentía mejor. Honestamente yo no quise aumentar la dosis porque no confiaba en el médico. Verás, aquí en Inglaterra debes de estar muy mal para que te vea un psiquiatra, de otra manera todo lo maneja el doctor general. Finalmente dejé la pastilla poco a poco, porque no me estaba dando ningún beneficio y volví a guardarme mis emociones otra vez.
Hace un par de años alguien me recomendó una terapeuta española y no dudé ni un segundo en llamarla.
Han sido 9 años desde que me convertí en madre. Es un eterno sin parar y me he dado cuenta que siendo madre, me he vuelto más aprensiva de lo que me hubiese gustado. A veces me abruma el pensar que el bienestar de mis hijos está en mis manos y bueno, la cantidad de tareas que tenemos como mamás son interminables.
Me encontré entre la espada y la pared. Amaba ser mamá y no me veía haciendo algo más. Pero me sentía muy abrumada.
La llegada de COVID no fue fácil para nadie. Tal vez al principio nos vimos aliviadas de no tener que levantarnos tan temprano para llevar a los hijos al colegio. O descansar de hacer lunchs y estar siempre de prisa no era tan mala idea. Pero nadie nos imaginamos que iba a durar 1,2,3,4,5….meses y seguimos sin saber qué va a pasar.
Nuestra vida cambio de ser “solo” mamás, a mamás trabajando desde casa, maestras, cocineras, animadoras y todo lo que podamos imaginar. Yo creo que no soy la única en decir que ya está hasta la madre de todo esto.
Tuve que dejar de ir con mi terapeuta por regulaciones de sanidad. De pasar a tener bien claras las cosas que me causaban ansiedad, llegué a un punto en donde ya todo me lo causaba. No era justo para mi familia verme irritable todo el día. Dejé mi certificación a un lado porque no me podía concentrar; tenía demasiados proyectos arrumbados en la esquina porque no tenía la motivación. Los doctores me decían que hiciera ejercicio que la dopamina que no se qué. Que buscara un hobby para distraerme, que saliera con mis amigas, que hiciera meditaciones, que escribiera en un diario, etc. Pero a pesar de que sabía que eso me iba a beneficiar, no lograba hacerlo.
Hace una semana dije ya basta. Necesitaba algo que reiniciara mi cabeza, para poder hacer todo eso que sabía que me va a hacer sentir mejor. Y así fue, me recetaron la dosis mínima de un ansiolítico y antidepresivo; el plan es tomarlo unos meses hasta que me sienta mejor e irlo disminuyendo hasta que vuelva a ser yo. Continuar con mi terapia y poco a poco, reanudar mis actividades fuera de mi maternidad.
A lo que voy con toda esta historia, es que nosotros le damos mucha importancia a nuestra salud física, pero ¿Por qué la emocional la dejamos a un lado? Yo la considero igual o más importante.
No es justo para nadie sentirnos mal. ¿Por qué vamos a dejar que se nos vaya la vida sintiéndonos así?.
No tienes que tomar ningún medicamento si no es lo tuyo. Hay muchas técnicas y muchas cosas que pueden ayudarte a sentir mejor. Yo siempre te voy a animar a buscar lo que sea mejor para ti y para tu familia. Si mi historia te ayuda que bueno, lo importante es que sepas que no estás sola.
Hablar del tema ayuda mucho. Yo siempre estaré aquí para escucharte.
M.